BRUSELAS PIDE EXPLICACIONES AL MINISTERIO DE CULTURA POR ENTENDER QUE LA NUEVA ORDEN NO RESPETA LA DIVERSIDAD CULTURAL

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CINE EN GUERRA. CINE POLITIZADO

A raíz de la polémica surgida con motivo de la nueva Ley del cine, muchos son los que se han manifestado a favor y en contra de estas nueva reforma.
Lo que si es cierto es que con estas nuevas medidas, el Ministerio de Cultura, a cargo de la Sra. Ángeles Gonzalez Sinde y el ICAA con su responsable, el Sr. Guardans, al frente, pretenden disminuir el número de películas que se hacen en España al eliminar de raíz las subvenciones a las películas con menos de 2 millones de euros de presupuesto. Esto supone acabar prácticamente con el 60% de producciones que se hacen en España.

Entre otras cosas el Sr. Guardans afirma que estas medidas hacen justicia a una realidad. Por desgracia tenemos la cuota de pantalla más baja de toda Europa y es inviable que se realicen más de cien películas al año cuando no existe un público real que acuda a verlas.
Y en vez de tratar de solucionar ese problema, decide que lo que hay que hacer es disminuir el número de proyectos nacionales en vez de tratar de aumentar la cuota de pantalla, por ejemplo, o apoyar e incentivas a los exhibidores que proyecten cine español y se sientan perjudicados tratando de competir con las producciones americanas, u obligar a las televisiones, que realizan un servicio público, a invertir o a exhibir más producto nacional.

Me gustaría saber si el Gobierno discrimina de la misma manera otros sectores (agricultura, ganadería o pesca con respecto a la competencia internacional y extranjera) y les obliga a rebajar su producción por no poder competir con los productos americanos, por ejemplo... Vivimos en un país donde prácticamente todos los sectores sociales e industriales están subvencionados.

Lo que no contemplan desde el Ministerio es que con esta nueva ley, lejos de perjudicar sólo a una minoría, también pueden acabar con gran parte de la industria, por llamarla de alguna manera. Las grandes producciones no son tantas por año a fin de cuentas, y la mayoría de trabajadores del sector se verán afectados tarde o temprano. No sólo las productoras independientes.

Entre las nuevas medidas, el Sr. Guardans también introduce la discriminación positiva de la mujer en el cine, hecho que me parece mucho más complejo y complicado.
No creo que exista una discriminación real dentro del sector. El menor número de mujeres directoras me parece más una cuestión meramente social, y que en general existe un menor interés por parte de ellas con respecto a la dirección, de la misma manera que también es menor el número de mujeres que hacen sonido, fotografía, componen bandas sonoras o son ayudantes de dirección. Actúalmente el número de mujeres actrices posiblemente doble al de hombres actores, sin que por ello, éstos deban sentirse discriminados. Si se quiere lograr esa igualdad, creo más acertado hacerlo desde las propias escuelas de cine o universiades de comunicación, donde actúalmente en absoluto existe ese problema.

De todas maneras, al igual que existen ayudas autonómicas (desde los propios gobiernos autonómicos) para favorecer cinematografías locales o ayudas a proyectos que incorporen nuevas tecnologías (desde el Ministerio de Industria), estas ayudas para favorecer la igualdad de género pienso que se podrían hacer desde el Instituto de la mujer (Instituto creado expresamente para estos fines y desde donde se apoyan este tipo de desigualdades en otros ámbitos empresariales.)

Con ello creo que los proyectos se eligirían exclusivamente por valores como la calidad, el talento, la viabilidad o la trayectoria de los profesionales implicados y no por detalles tan azarísticos y casuales como el hecho de ser hombre o mujer.



Contestación en El país de Martín Cuenca a Jaime Rosales con motivo de esta misma polémica.




Despoliticemos el cine, por Jaime Rosales, en El País.
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Crítica de "SEIS O SIETE VERANOS" en el libro "CINE EN CORTO" de Juan Antonio Moreno



Si existe un cineasta al que puede relacionarse claramente con la política de autor definida en los años sesenta por los críticos de Cahiers du Cinema, ese es Rodrigo Rodero. Su obra viene configurada por una narrativa muy reconocible mediante la cual podemos identificar la creación de este artista.
Seis o siete veranos es una adaptación del cuento de Francisco Casavella, en el que se describe uno de tantos fines de semana de ocio que celebran unas familias de clase media en torno a los años ochenta, perfilándose en ella algunos de esos rasgos comunes a su exposición fílmica.
La obra de Casavella nos acerca a "EL Jarama" en cuanto a la excelente explicación que hace Sánchez Ferlosio de la vida de unos seres que transitan enfrentados a una sórdida realidad que ha marcado sus vidas. Asimismo, ambas novelas convergen en un espacio común donde se desarrollan los acontecimientos. Rodero filma en ese escenario habitual, el río, la melanclía por el tiempo que se fue y, sobre todo como eje central, el recuerdo del primer amor. Subyace en el filme un sentimiento de descepción y cierta crispación por lo que pudo haber sido y no fue; sus personajes muestran un rictus amargo que define esa insatisfacción por no haber logrado aquello que deseaban.
El elemento agua se convierte en hilo narrativo principal de la historia, como ya ocurría en parte de Chatarra, y es el marco que acoge instantes de máxima tensión en el transcurso de la película. el plano de las botellas en el río, siendo mecidas al ritmo del agua, enlaza con el de la chatarrería en el que se nos muestran objetos moviéndose, en este caso al ritmo del viento.

El director ofrece una visión sublime de sus personajes. Su cine es creador de atmósferas muy cuidadas: deslumbrante el juego de miradas que se produce antes y durante el baile, con un movimiento pausado de la cámara que refleja y envuelve esa pasión y la dirige hacia el espectador. La mirada de los eprsonajes define esa rabia contenida, esa infelicidad pro no disfrutar del amor verdadero, esa emoción definitivamente perdida, como todos los recuerdos.


La fotografía de Luis Bellido impresiona por su verismo y pulcritud y complementa a la perfección el tono poético bajo el que Rodrigo Rodero vehicula esta película. Como he apuntado, su cine se alimenta de la verdad, obliga a la reflexión, más allá de la magia de los amores de juventud e ideales perdidos, o precisamente por eso. El director muestra, bajo el manto del atinado texto de Casavella, el comportamiento del individuo ante los problemas sociales que le tocan vivir.

Rodero logra excelentes resultados con los actores con los que, además, ha trabajado en repetidas oportunidades. Ana Wagener me recuerda bastante en este papel a la mujer desgraciada de Azuloscurocasinegro, Irene Escolar madura en cada nuevo papel y se muestra más contenida y Adolfo Fernández y Maru Valdivielso, como siempre, muy validos, cuentan con el inestimable trabajo de Israel Elejalde.
En esta película han colaborado, entre otros, Isabel Ayguavives como ayudante de dirección, cuya labor como directora pudimos comprobar en La Valiente, Alauda Ruíz, directora de Clases Particulares, y sobre todo Álex González, quien en Chatarra comenzaba a destacar y ahora es una estrella mediática.


Las obras realizadas hasta ahora por Rodrigo Rodero ofrecen el rigor con el que están resueltas, así como una excelente caligrafía descriptiva y visual que nos permite disfrutar de auténtico cine.

La cinematografía española necesita autores com él porque sabe impregnar de magnetismo y sensibilidad, de realismo y, fundamentalmente, de verdad todo aquello que crea para la gran pantalla.


CRÍTICA APARECIDA EN CAHIERS DU CINEMA. DICIEMBRE. 2007. ESPECIAL CORTOMETRAJE ESPAÑOL.

"...De seis o siete veranos, de Rodrigo Rodero, destaca su sutileza para narrar el amor canicular de Pablo y Berta, el que les une desde la infancia hasta la adolescencia. Frente a los desencantos de la pérdida de la inocencia y el descubrimiento de la carne, este relato contrapone los amores prohibidos de sus padres, sus secretos y sus infidelidades. el vuelo literario de la voz en off, extraída directamente del relato homónimo de Francisco Casavella, acompaña con sobriedad el relato..."




Ver trailer del cortometraje aquí:
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Crítica de "CHATARRA" en el libro "CINE EN CORTO" de Juan Antonio Moreno



El director madrileño Rodrigo Rodero inicia su andadura en la categoría del corto con Kundas, crónica profunda sobre el mundo de la droga, en la que relata una oscura vida de una serie de personajes a los que su adicción no permite disfrutar de la luz de la vida.

Chatarra prosigue esa vertiente lóbrega y narra la historia de una investigación policial sobre la muerte de una niña producida en un pueblo minero. El filme es una adaptación de la novela homónima de Daniel Ruíz, guionista junto a Rodero del corto, y se desenvuelve en una serie de capítulos en los que el director introduce a los personajes de la misma manera que hacía Mario Camus en "Los santos inocentes".

El espacio geográfico se eleva sobre el realto y es la textura que acoge la vida miserable de los protagonistas. La fotografía de Luis Bellido, con sus tonos apagados, integra eficazmente ese ambiente de aspereza por el que deambulan unos seres que, aunque por diferentes motivo que en Kundas, también se desplazan por una vida ensombrecida.

Rodero capta ese lugar generador de angustia y dolor, ese espíritu asfixiante de un entorno rural que perfila el comportamiento de una serie de personas atravesadas por la desazón. Chatarra profundiza en la mirada. La obra muestra en ajustados planos una línea visual poderosa que evoca a grandes figuras del cine: Erice, Kiarostami e incluso el Padre Padrone de los hermanos Taviani. Éstos dejan huella en la cámara de Rodero que capta instantes de intensidad sobrecogedora.
El director ahonda en cada uno de los personajes. El tiempo juega un papel ascendente, al que ayuda la composición de eficaces flashbacks que acentúan el desarrollo equilibrado de la historia.
La película mantiene una puesta en escena brillante vertebrada en un elenco de artistas ya habitual en el cine de Rodero. Adolfo Fernández, Maru Valdivielso, Héctor Colomé, Joan Dalmau e Irene Escolar dan cuerpo a una narración visual que avanza en paralelo, alternando con eficacia el presente y el pasado de todos ellos. La música de José Sánchez Sanz intenssifica las secuencias especialmente dramáticas.

Chatarra alza su vuelo con una dignidad impresionante. Es, sin duda, uno de los mejores cortos de nuestra cinematografía. En este trabajo se reafirman, una vez más, las cualidades de un autor que se mantiene fiel a su propio estilo. Un director poseedor de unas señas de identidad muy reconocibles en su manera de hacer cine.
Es el suyo un estilo que bordea delicadamente la frontera que separa lo sensible de lo sensiblero, un cine que interioriza de manera fulgurante la realidad de los habitantes de un espacio sombrío.

Afortunadamente, la llegada de Rodrigo Rodero al mundo del largometraje es ya una realidad. Prepara la adaptación del reciente ganador del Premio Nadal y prematuramente fallecido Francisco Casavella. Esperamos con impaciencia el debut de este excelente hacedor de películas.

Ver Chatarra aquí:
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Crítica de "Campo de la rosa" en el libro "CINE EN CORTO" de Juan Antonio Moreno



El saxo desgarrador de William Gibbs ilumina musicalmente el espacio sombrío por el que se desarrolla la acción de Campo de la Rosa de Rodrigo Rodero. En un suburbio de la periferia de la gran ciudad, la voz quebrada de los cantaores flamencos Roberto Lorente y Matías de Paula introduce la historia de una rosa hermosa que quiere huir de su oscura realidad.
Toni Álamo, cuya mirada electrizante absorbe y refleja el fuego bajp el que se cobija, ñe cuenta a una joven (Irene Escolar) un recuerdo de su infancia : "dicen que existe una rosa tan bella y tan perfecta, que el agua del jardín donde vivía sólo quería regar sus raíces. Y el resto de las flores que estaban a su alrededor, se fueron muriendo lentamente... de sed, de envidia, de pena".
el corto es una metáfora sobre la supervivencia. En un mundo de tintes amargos, cualquier salida es vivificante. La película, de una estética similar a la de su anterior cortometraje, Chatarra, mantiene reminiscencias del maestro Kurosawa y su protagonista, Irene Escolar, luce ante la cámara cual "Geisha" de esos arrabales retratados en innumerables oportunidades por el gran maestro japonés.
El director madrileño habla de los sueños inalcanzables, entre los que siempre se encuentra el amor, que surge en cualquier circunstancia, incluso del fango en el que crecen las flores más bellas.

Esta obra cinematográfica acumula excelencias en todos sus elementos. La acertada fotografía en blanco y negro de su colaborador habitual Luis Bellido aporta instantes de una gran intensidad y belleza. Aparece un juego de planos y contraplanos que componen imágenes esféricas, casi lunares como, por ejemplo, la figura del siempre eficaz Eugenio Barona apoyada sobre el reposa cabezas de su vehículo o el que enseña a la prometedora Irene Escolar con la luna al fondo.

La música dimensiona la intensidad narrativa del corto. José Sánchez Sanz acoge el discurso de esta aventura que habla sobre anhelos y sentimientos y subraya, adecuadamente, los vaivenes que marca la historia: une su creatividad musical a esa fascinante fusión que se establece entre el jazz y el flamenco, logrando uan textura fílmica que contiene un profundo lirismo.

Rodrigo Rodero construye una película cimentada en una solida y cuidada puesta en escena. Su cine brota límpido y en él se perfilan unos personajes que sueñan pero que, sobre todo, esperan. Sus miradas encendidas pretenden transformar en realidad los deseos más ocultos.

Campo de la Rosa destila aroma de cine en estado puro. El film atesora imaginación y lucidez, poniendo de manifiesto, una vez más, la categoría de un director que mantiene un pulso narrativo firme y que prosigue en una línea constante de fidelidad y coherencia en la manera de concebir una película.

Ver cortometraje aquí:
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CINE EN CORTO, de Juan Antonio Moreno

Título:

Cine en corto

Subtítulo: Una aproximación a
los últimos
cortometrajes
españoles
Autor: Juan Antonio Moreno
Editorial: Editorial Tal Vez
Fecha:

Febrero, 2009

páginas: 230
Precio: 20 euros


La Biblia del último cortometraje español

Una cita de Javier Rebollo abre este libro dedicado a un tema tan poco tratado en la bibliografía española como el de los cortometrajes:

"La crítica me parece algo fundamental, importantísima. Creo que el crítico es el alter ego del cineasta. Es fundamental que directores y críticos hablen. El crítico cuando escribe está dialogando con el director, estaría bien que éste le devolviera la llamada. Eso es reflexión".

Sabias palabras las del director de Lo que sé de Lola, palabras que Juan Antonio Moreno toma al pie de la letra y nos propone no un libro, sino dos (en el mismo volumen), centrados en el cortometraje español.

El primero de ellos es un paseo, de apenas 45 páginas, por la historia del cortometraje en España, desde los inicios del cine.

El segundo libro, que abarca unas 170 páginas, es una selección de críticas de aquellos cortos que han impactado especialmente al autor. Entre las 41 críticas que ha elegido Juan Antonio Moreno como antología del cortometraje español incluyen 3 trabajos nuestros: "Chatarra", "Campo de la Rosa" y "Seis o siete veranos".

Como complemento, el autor incluye una reflexión final (bajo el sugestivo título de El desafío del corto) en la que recuerda cómo los Premios Goya de 2007 estuvieron a punto de marginar los cortos de la gala de entrega de galardones, lo que provocó la primera gran movilización del sector y la marcha atrás de la Academia de Cine de España, una piedra de toque que puede (y debe) servir para que las instituciones tomen en serio este tradicionalmente considerado "género chico".

También tiene tiempo Moreno para ahondar en la importancia de este formato como paso previo al rodaje de largometrajes (salto que ya han dado en los últimos años algunos de los cortometrajistas que él analiza: Javier Rebollo, Luis Berdejo, Nacho Vigalondo, David Planell, Borja Cobeaga O Rodrigo Rodero, entre otros), al mismo tiempo que subraya el gran campo de aprendizaje que es el corto para todo tipo de técnicos e intérpretes. Por ello, finaliza con un mensaje de esperanza:

Del amplio menú que ofrece este documentado libro, cabe destacar el corpus central, donde el autor, columnista habitual del Diario de Alcalá, no sólo demuestra el interés con que ha seguido la evolución del Festival de Cine de Alcalá (uno de los pioneros del panorama español en apoyar a los cortos y quizá el modelo a seguir en cuanto a programación, publicaciones y seriedad en la organización), sino que hace suyas las palabras del director Javier Rebollo con las que empezábamos esta reseña: propone un análisis apasionado de los títulos que más le han marcado, ahondando en lo que sugieren estas breves obras, apuntando nombres que pueden destacar en el futuro, señalando ideas o imágenes que no debemos pasar por alto. La suya es una crítica meditada y apasionada a la vez, que abre los ojos y el espíritu a propuestas a veces mucho más atractivas que el cine comercial que inunda nuestras pantallas, incluido el español.

Una guía completa, escrita con el suficiente bagaje documental y con la imprescindible libertad del que se deja llevar por su pasión, que sabe situar el tema en la historia para luego desarrollar sus propias ideas, su análisis sobre el terreno, lo que le convierte en una obra de consulta imprescindible, que ganará con el paso del tiempo, cuando muchos de los cortometrajistas aquí citados den el paso al largometraje y haya que rastrear sus fuentes, sus temas, sus orígenes... entonces el libro de Juan Antonio Moreno será una obra de consulta imprescindible.

noticia aparecida en: http://www.encadenados.org
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reportaje a toda página de "EL IDIOMA IMPOSIBLE" en EL MUNDO

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Alucinante crítica aparecida ayer en el Diario de Alcalá del cortometraje "Kundas"

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KUNDAS, cortometraje. 35 mm. 2003. 14 min.



SINOPSIS

Madrid, 1997. El Gallo es un kundero que traslada toxicómanos en coche desde la capital
hasta los Poblados, ahora acordonados por la policía. En uno de esos viajes cree reconocer en el asiento trasero a la Niña.

Dirección: Rodrigo Rodero
Con Antonio Navarro, Ana Cuerdo, Rakel Gonzalez, Toni Álamo, Fernando Otero, Isabel Galvez.


Premio del Público en el Concurso Iberoamericano de Cortometrajes VERSIÓN ESPAÑOLA- SGAE (TVE)



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