Crítica de "CHATARRA" en el libro "CINE EN CORTO" de Juan Antonio Moreno



El director madrileño Rodrigo Rodero inicia su andadura en la categoría del corto con Kundas, crónica profunda sobre el mundo de la droga, en la que relata una oscura vida de una serie de personajes a los que su adicción no permite disfrutar de la luz de la vida.

Chatarra prosigue esa vertiente lóbrega y narra la historia de una investigación policial sobre la muerte de una niña producida en un pueblo minero. El filme es una adaptación de la novela homónima de Daniel Ruíz, guionista junto a Rodero del corto, y se desenvuelve en una serie de capítulos en los que el director introduce a los personajes de la misma manera que hacía Mario Camus en "Los santos inocentes".

El espacio geográfico se eleva sobre el realto y es la textura que acoge la vida miserable de los protagonistas. La fotografía de Luis Bellido, con sus tonos apagados, integra eficazmente ese ambiente de aspereza por el que deambulan unos seres que, aunque por diferentes motivo que en Kundas, también se desplazan por una vida ensombrecida.

Rodero capta ese lugar generador de angustia y dolor, ese espíritu asfixiante de un entorno rural que perfila el comportamiento de una serie de personas atravesadas por la desazón. Chatarra profundiza en la mirada. La obra muestra en ajustados planos una línea visual poderosa que evoca a grandes figuras del cine: Erice, Kiarostami e incluso el Padre Padrone de los hermanos Taviani. Éstos dejan huella en la cámara de Rodero que capta instantes de intensidad sobrecogedora.
El director ahonda en cada uno de los personajes. El tiempo juega un papel ascendente, al que ayuda la composición de eficaces flashbacks que acentúan el desarrollo equilibrado de la historia.
La película mantiene una puesta en escena brillante vertebrada en un elenco de artistas ya habitual en el cine de Rodero. Adolfo Fernández, Maru Valdivielso, Héctor Colomé, Joan Dalmau e Irene Escolar dan cuerpo a una narración visual que avanza en paralelo, alternando con eficacia el presente y el pasado de todos ellos. La música de José Sánchez Sanz intenssifica las secuencias especialmente dramáticas.

Chatarra alza su vuelo con una dignidad impresionante. Es, sin duda, uno de los mejores cortos de nuestra cinematografía. En este trabajo se reafirman, una vez más, las cualidades de un autor que se mantiene fiel a su propio estilo. Un director poseedor de unas señas de identidad muy reconocibles en su manera de hacer cine.
Es el suyo un estilo que bordea delicadamente la frontera que separa lo sensible de lo sensiblero, un cine que interioriza de manera fulgurante la realidad de los habitantes de un espacio sombrío.

Afortunadamente, la llegada de Rodrigo Rodero al mundo del largometraje es ya una realidad. Prepara la adaptación del reciente ganador del Premio Nadal y prematuramente fallecido Francisco Casavella. Esperamos con impaciencia el debut de este excelente hacedor de películas.

Ver Chatarra aquí: