Crítica de "SEIS O SIETE VERANOS" en el libro "CINE EN CORTO" de Juan Antonio Moreno



Si existe un cineasta al que puede relacionarse claramente con la política de autor definida en los años sesenta por los críticos de Cahiers du Cinema, ese es Rodrigo Rodero. Su obra viene configurada por una narrativa muy reconocible mediante la cual podemos identificar la creación de este artista.
Seis o siete veranos es una adaptación del cuento de Francisco Casavella, en el que se describe uno de tantos fines de semana de ocio que celebran unas familias de clase media en torno a los años ochenta, perfilándose en ella algunos de esos rasgos comunes a su exposición fílmica.
La obra de Casavella nos acerca a "EL Jarama" en cuanto a la excelente explicación que hace Sánchez Ferlosio de la vida de unos seres que transitan enfrentados a una sórdida realidad que ha marcado sus vidas. Asimismo, ambas novelas convergen en un espacio común donde se desarrollan los acontecimientos. Rodero filma en ese escenario habitual, el río, la melanclía por el tiempo que se fue y, sobre todo como eje central, el recuerdo del primer amor. Subyace en el filme un sentimiento de descepción y cierta crispación por lo que pudo haber sido y no fue; sus personajes muestran un rictus amargo que define esa insatisfacción por no haber logrado aquello que deseaban.
El elemento agua se convierte en hilo narrativo principal de la historia, como ya ocurría en parte de Chatarra, y es el marco que acoge instantes de máxima tensión en el transcurso de la película. el plano de las botellas en el río, siendo mecidas al ritmo del agua, enlaza con el de la chatarrería en el que se nos muestran objetos moviéndose, en este caso al ritmo del viento.

El director ofrece una visión sublime de sus personajes. Su cine es creador de atmósferas muy cuidadas: deslumbrante el juego de miradas que se produce antes y durante el baile, con un movimiento pausado de la cámara que refleja y envuelve esa pasión y la dirige hacia el espectador. La mirada de los eprsonajes define esa rabia contenida, esa infelicidad pro no disfrutar del amor verdadero, esa emoción definitivamente perdida, como todos los recuerdos.


La fotografía de Luis Bellido impresiona por su verismo y pulcritud y complementa a la perfección el tono poético bajo el que Rodrigo Rodero vehicula esta película. Como he apuntado, su cine se alimenta de la verdad, obliga a la reflexión, más allá de la magia de los amores de juventud e ideales perdidos, o precisamente por eso. El director muestra, bajo el manto del atinado texto de Casavella, el comportamiento del individuo ante los problemas sociales que le tocan vivir.

Rodero logra excelentes resultados con los actores con los que, además, ha trabajado en repetidas oportunidades. Ana Wagener me recuerda bastante en este papel a la mujer desgraciada de Azuloscurocasinegro, Irene Escolar madura en cada nuevo papel y se muestra más contenida y Adolfo Fernández y Maru Valdivielso, como siempre, muy validos, cuentan con el inestimable trabajo de Israel Elejalde.
En esta película han colaborado, entre otros, Isabel Ayguavives como ayudante de dirección, cuya labor como directora pudimos comprobar en La Valiente, Alauda Ruíz, directora de Clases Particulares, y sobre todo Álex González, quien en Chatarra comenzaba a destacar y ahora es una estrella mediática.


Las obras realizadas hasta ahora por Rodrigo Rodero ofrecen el rigor con el que están resueltas, así como una excelente caligrafía descriptiva y visual que nos permite disfrutar de auténtico cine.

La cinematografía española necesita autores com él porque sabe impregnar de magnetismo y sensibilidad, de realismo y, fundamentalmente, de verdad todo aquello que crea para la gran pantalla.


CRÍTICA APARECIDA EN CAHIERS DU CINEMA. DICIEMBRE. 2007. ESPECIAL CORTOMETRAJE ESPAÑOL.

"...De seis o siete veranos, de Rodrigo Rodero, destaca su sutileza para narrar el amor canicular de Pablo y Berta, el que les une desde la infancia hasta la adolescencia. Frente a los desencantos de la pérdida de la inocencia y el descubrimiento de la carne, este relato contrapone los amores prohibidos de sus padres, sus secretos y sus infidelidades. el vuelo literario de la voz en off, extraída directamente del relato homónimo de Francisco Casavella, acompaña con sobriedad el relato..."




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